IGNACIO SIEMBRA COPLILLAS EN UN LIBRO PARA QUE FLOREZCAN (I)
Esta es la aventura de un libro perdido en Correos durante semanas y de su autor desconocido en Torredelcampo (Jaen) durante años. Sus nombres "Romancero y coplas tradicionales" e Ignacio Alcántara Godino. Después de una búsqueda intensa, del que suscribe, con varios paseos infructuosos, conversaciones quejosas y reclamación a la autoridad incluida ¡¡¡¡APARECIO el LIBRO!!!! por arte de birlibirloque en un buzón milagrero y correoso y el AUTOR se presentó en mi casa apareciendo mágicamente como un internauta de la chistera de mi ordenador.
En primer lugar agradecer a Ignacio su interés y paciencia en recopilar los romances y coplas rastreando las veredas neuronales de sus vecinos y su esfuerzo y constancia en publicarlo. Lo segundo es felicitar a los torrecampeños, especialmente mujeres, por su buena disposición a regalarnos parte de sus memorias poético-musicales y recuerdos de sus historias vivenciales. Y para finalizar este párrafo de homenajes, enaltecer al Ayuntamiento por el acierto y sabiduría de editar y divulgar lo que es creación y propiedad de la gente del pueblo para devolvérselo.
Gracias a todos ellos, los habitantes de Torredelcampo, de Jaén, de España y del mundo, podemos disponer, compartir y apreciar la belleza de ese montón de coplas y romances. Porque ya Demófilo, que fue uno de los padres de nuestro folclore y además el padre de Antonio y Manuel Machado, reconoció el valor artístico de la Cultura del Pueblo, allá por los años 80 del siglo XIX, constituyendo sociedades e instituciones para recopilar y analizar canciones, leyendas, costumbres y refranes y publicando la imperecedera Biblioteca de las Tradiciones Populares Españolas.
Pues eso mismo, a pequeña escala, es lo que ha realizado nuestro amigo Ignacio, le llamo así porque también lo siento mío, estos últimos años. Descubrirnos las “joyas” ocultas de nuestro conocimiento popular; mostrarnos las “piedras preciosas” de nuestra tradición cultural; hallar los “diamantes” poéticos perdidos de generaciones antepasadas; y pregonar los “brillantes” melódicos de charangas colectivas y comparsas ancestrales rescatadas de las tierras del olvido.
Aunque no ocurra en Torredelcampo, siempre es una desgracia encontrarse con personas que no saben valorar la calidad de la cosecha coplera y el objetivo de investigadores como Ignacio que es: Recuperar la memoria histórica y el saber común de nuestros pueblos y ciudades, es decir lo que somos y de dónde venimos, para poder decidir libre y conscientemente a dónde vamos. En mi opinión humilde y modesta de docente y cantautor ocasional, la colección de coplas carnavaleras, históricas, de trabajo, infantiles y de correndero que fue atesorando desde los años 80 en su libro es una maravilla.
No sólo las ha recogido, clasificado y plantado una a una en el libro, con paciencia de ermitaño amante de su terruño, sino que las riega, las guarda del sol y protege de los depredadores, las poda en su fecha, las mima con cariño y estiércol cuando dan a luz sus flores y lo más importante, él se encarga personalmente de regalarlas a desconocidos visitantes enamorados de la poesía y que se reciban en igual estado de hermosura como él las conoció.
¡Gracias por tu regalo, Ignacio!
Gabriel González (Profesor de adultos y Cantautor)
PERO ¿CÓMO SON LAS COPLILLAS QUE CRECEN EN EL LIBRO DE IGNACIO? (II)
Sabemos que las coplas poseen infinitos propietarios. Ante todo son vuestras, nunca mejor dicho, de los torrecampeños y su comarca y de vuestros parientes cercanos y lejanos; pero también son de todas las personas, porque el acerbo tradicional de la cultura humana es ilimitada al no usar aduanas, ni paga tributos, ni la separa barreras fronterizas geográficas, ni linguísticas. Las coplillas son tan de todos, o sea populares, que no tienen dueños, por eso son libres; pero sin olvidar que son de vuestra propiedad por línea directa.
Imaginamos que las tonadas disponen de muchísimos referentes, porque vosotros sois sus espejos. Ellas reflejan como sois en sus palabras, versos, ritmos y melodías y por ampliación como somos los humanos. Nada de nuestras conductas, ideologías y esperanzas escapa a sus miradas. Todas las letrillas nos retratan fielmente aunque no nos identifiquemos. Todos estamos allí, de una u otra manera. Todos, aunque nos movamos, salimos en la canción.
Constatamos que las coplillas tienen multitud de herederos, con sus derechos y deberes correspondientes. El primero el de la “reproducción” si nos resulta complaciente. El segundo, ya mencionado por Ignacio, el de la “aportación” personal, según el nivel de satisfacción que nos deja. Y el tercero, el de la “conservación”, si parece que la copla pertenece a la gloria. Ignacio los ha cumplido todos. ¿Los demás qué hacemos? Porque todos estamos obligados, por consanguinidad, a recibir dicha herencia, sin disculparnos pensando que ya lo harán los niños, los jóvenes o los altruistas y apasionados investigadores. Y sin mencionar a la SGAE porque son de dominio público.
Las primeras coplillas que crecen en el libro son las Canciones de Carnaval y son mis preferidas. Me parecen muy originales, ingeniosas y con variaciones propias. Demuestran que sus vecinos eran unos "juerguistas muy divertidos" con una tremenda capacidad imaginativa y que no se asustaban de una de las capacidades humanas más elevadas que es la alegría y el gozo.
Resaltaría por su valiente ironía:
“Señorita del balcón,
écheme usted una peseta
para ponerme un botón,
que me falta en la bragueta.
La de la hambruna: “Yo fui el que me comí”; las dedicadas a la comadrona Pilar; y, en especial, las Estudiantinas de 1933 como: “Adiós Alfonso de Borbón”, “Cuando Almendros fue a Madrid”, “España como te ves”, etc. incluidas ya en el futuro Cancionero de la Cultura Republicana que estoy elaborando.
Siguen las Canciones de las labores del campo: Siega, trilla, gañanas, de campo, de los segadores y de la aceituna. Son numerosos los cantos de trabajo incluidos y destaco en la mayoría un alto grado de valía literaria, una gran autenticidad social y un elevado nivel de concisión, expresividad y ritmo coplero. Demostración de la importancia, cantidad y dureza del trabajo campesino y de la necesidad vital de soportarlo, de expresarlo y relajarse.
A continuación las Canciones Infantiles ponen en el libro un paréntesis de optimismo, musicalidad, alegría y dinamismo, al ser las coplillas ideales para una representación escénica en un patio andaluz. Por último se encuentran las Coplas de Correndero que son las más abundantes, de gran calidad poética y mayoría de temática femenina, de lo que se deduce que las mujeres, antes y ahora, son las mejores comunicadoras, creativas y artistas.
Recordemos las coplas que dicen:
“Desde que no te veo
me he puesto gorda,
mira que aprecio
hago de tu persona.
“La aceituna en el olivo
si no se coge se pasa,
lo mismo te digo a ti,
moreno, si no te casas.
¡Qué bien florecen los versos y las coplas en Torredelcampo!
Gabriel González (Profesor de adultos y Cantautor)
¿QUÉ PODEMOS HACER CON UN LIBRO DE COPLAS Y CON SU AUTOR? (III)
Si apagamos, por un momento la tele, los móviles, los ordenadores, los juegos, etc., podemos elegir entre muchas posibilidades. Lo esencial es disponer del libro, que con toda seguridad esté por casa, donado por el Ayuntamiento, en nuestra librería o en algún rincón de adorno. Si no lo encontramos podemos pedirlo en las Bibliotecas del pueblo, colegios o Asociaciones; y si no aparece podemos preguntar al autor que por suerte es vecino.
En principio debemos leer el libro individualmente de forma pausada, consciente y analítica; tomando notas de las coplillas conocidas y de sus variaciones; consultando a nuestros familiares mayores; apuntando las dudas, aclaraciones y preguntas; analizando sus palabras, frases, estrofas; contando sus sílabas, acentos y versos; estableciendo su estilo, modelo y edad; etc.
Luego, de forma grupal, se pueden realizar actividades dinámicas de muchos tipos: lectura dramática de las coplas; cantes de las letrillas conocidas de forma coral o individual; baile y danza con trajes típicos; representación teatral del contenido; recogida en nuestras familias y en las vecinas de nuevas coplas o ampliación de las contenidas en el libro; búsqueda de otras coplillas de idéntico tema en los libros de la Biblioteca; etc.
Los lugares posibles para desarrollar estas actividades son múltiples. Porque el libro no debe quedarse abandonado en la típica estantería de la Biblioteca del pueblo (gracias María Dolores). Sus palabras, versos y temas son tan curiosos, útiles y valiosos que convendría se utilizaran en las aulas de colegios e institutos, en colonias de verano o actividades culturales de Bibliotecas o Asociaciones de gran solera y veteranía como la vuestra: Camino Viejo.
Los docentes, monitores o dinamizadores pueden utilizar la poesía y la música contenida en este libro u otros para explicar y enseñar Literatura, Música, Historia, Sociología, Cultura y hasta Ciencias Políticas del propio pueblo, Andalucía, España y la Humanidad. La metodología didáctica deberá prepararse de forma atractiva y estimulante para conseguir la máxima participación coral de los alumnos y lectores del libro, mediante una adecuada selección de los contenidos temáticos; a través de una correcta organización de las actividades y del tiempo; con anécdotas graciosas y sorprendentes y explicaciones útiles y actuales, sobre la materia correspondiente, de profesores y expertos en letrillas y canciones, como Ignacio u otros vecino/as.
Estas no son actividades novedosas, sino que llevan realizándose desde hace tiempo. Antes de la Segunda República la Institución Libre de Enseñanza ya comenzó a practicar estos métodos pedagógicos en la Enseñanza Moderna. Y tuvo muchos seguidores posteriormente, pero la guerra civil y los sistemas educativos dictatoriales acabaron con dichos avances. Ahora desde la democracia se volvieron a impulsar y se desarrollan con gran eficacia potenciando el aprendizaje en la mayoría de centros de enseñanza, culturales y artísticos.
Lo importante es que las coplas recopiladas por Ignacio, además de servir de enlace intergeneracional, sean un homenaje a tantos hombres y mujeres mayores y antecesores del alumnado y de los vecinos que las utilizaron para divertirse, aprender, conocerse, criticar y participar cívicamente en el pueblo. ¡Como ahora mismo, vaya! Quitando localismos y los nombres de vecinos y lugares, la mayoría de las coplas se basan en las mismas ideas, temas y estructura que el resto de coplillas españolas. ¿Se animan a proponérselo a maestros, monitores y recopiladores? ¡Los niños, jóvenes y adultos tampoco las olvidarán!
Gabriel González (Profesor de adultos y cantautor)
domingo, 16 de agosto de 2009
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