Pues ahí está, hija! Entre las neuronas de mis alumnos y alumnas, entre los pliegues de mis compañeros y compañeras, entre el recuerdo de mis responsables. Nada es visible, pero nada se pierde. Se guarda en el baúl emocional de la memoria y permanece de faro y ejemplo para toda tu vida. Para unos es un orgullo y para otros una verguenza. Aunque se intente olvidar de cuando en cuando regresa como en los mejores sueños.
Me alegro mucho de irme recuperando y adaptando a mis nuevas tareas laborales, ciudadanas, profesionales y humanas en mi condición de Jubilado Parcial. Es un cambio brusco para el que nadie te prepara. Un nuevo estado cívico lleno de cargas, visiones y estereotipos positivos y negativos. Para ello debes encontrar nuevas y frescas palabras, rejuvenecedoras y lozanas risas y renovados y estimulantes amigos en ámbitos diferentes como punto de equilibrio entre razones de conciencia y la diaria práctica laboral.
Hasta ayer, fue una época dedicada a una labor fantástica y comprometida con un equipo, en su mayoría competente. He pasado en los últimos años por unas experiencias docentes, sociales, y humanas apasionantes. He realizado un grandioso trabajo impartiendo formación en la gran Escuela Sindical de esta gran y veterana organización. He perfeccionado unas enormes dotes de capacitadión, conocimientos y responsabilidad gestionando cientos de cursos y miles de alumnos. He desarrollado unas competencias y capacidades formativas a nivel confederal con las que no soñaba unos años antes.
Querida hija, tengo la satisfacción de confesarte que me he realizado como persona, como profesional y como sindicalista en aspectos muy novedosos y valiosos y todo eso me ha servido para contactar con múltiples compañeros y compañeras. Pero el reloj que regulaba ese tiempo se ralentizó y prnto se parará. Necesito otro que marque mi nuevo ritmo diferente para que me guíe ahora.
Tengo que comenzar una nueva era en mi vida, con otras ambiciones y objetivos. Fue tan intenso el anterior que me sigue atrayendo, pero no puedo vivir en el pasado. Y me esfuerzo por seguir adelante. Eso sí, estraeré conclusiones y enseñanzas de mi recorrido profesional docente para dejarlo bien atrás y alejarme de él. Ya no es el mío, les corresponde a otros continuar la labor. El tiempo es inexorable y no permite debilidades.
Algo que me sorprende por mi carácter y que no debo olvidar es analizar la marabunta de relaciones que he descubierto en estos años. Es interesante discernir entre conocidos, gentes, amiguetes, personajes variados, compañeretes y personajillos de cualquier pelaje. ¡Que de todo hay en la viña de toda gran organización como esta! Pero con cada uno de ellos hay que comportarse de manera adecuada.
Es preciso conocer a los que te rodean (y esto se consigue probándolos individualmente poco a poco y con tiempo) y luego tratarlos como se corresponden. Lo primero que se aprende en los comportamientos humanos igualitarios es quien te quiere y quien te odia; quien te respeta y quien te menosprecia; quien te valora y quien te insulta. Pero esta relación se falsea cuando alguien tiene poder, autoridad, mando.
Son circunstancias que a menudo se olvidan y con frecuencia no se le da suficiente importancia. De ahí la sorpresa, vacío y dolor al descubrir que te engañan, que te ocultan información, que pasan de tu amistad, que no les importa tu confianza, que te abandonaban cuando necesitas su compañía, que desconocen lo que has hecho por ellos. Recordemos por un momento a los sabandijas, chupasangres, mentirosos, lameculos y traicioneros que revolotean en todo grupo humano.
¿Cómo puedes confiar en personas que sólo te quieren porque eres su responsable? Es una aventura observar sus ansias de trepar, es un esfuerzo hercúleo detectar como agreden a los demás, se necesita una paciencia portentosa para conocer sus embustes, es preciso dormir con media docena de ojos abiertos para reconocer y alertarse con sus besos de Judas, para sentir sus tramposos abrazos, para que no te hielen sus sonrisas, ni su doble cara, ni escuchar su triple lenguaje, y mucho menos sus continuas manipulaciones.
Duele mucho convivir y trabajar permanentemente y defendiendote de algunas personas, pero los que somos optimistas aprendemos mucho de ese tipo de conductas barriobajeras. Lo primero que incorporé en mi bagaje sociológico es la forma de dejar que resbalasen las bazofias que te restragaban y salpicaban alrededor. Es aconsejable adiestrar a los sentidos en esa dirección, por eso amplío esta parte.
La vista con protección abundante tanto solar como nocturna, con limpieza automática incorporada en tus pestañas, las gafas graduadas convenientemente a las distancia focales permitidas y a los colores agresivos. Los oidos embadurnados con cera suficiente para la defensa de procacidades varias, maledicencias continuas y bajonazos permanentes, tanto los dirigidos al propietario del body como del resto del elenco.
El tacto sensible y despierto para responder ante posibles indicaciones gestuales agresivas como para aletargarse ante situaciones dubitativas y seductoras, en especial dedos, manos, brazos y resto adelantado y partes sobresalientes del cuerpo. Los labios son fundamentales para las relaciones humanas y profesionales, por lo que se precisa un buan control de ellos para el buen uso de sus funciones. Hablo de emitir las palabras más adecuadas y convenientes en cada momento del día y de la situación.
No me olvido de mencionarte lo evidente y lo obvio. He sido y soy muy feliz y estoy orgulloso de trabajar con excelentes y buenas personas, sino el mundo no avanzaría y ese es el objetivo prioritario y el más saludable individual y colectivo de esta vida. Que pasa rápido, no lo olvides. A menudo detente a reflexionar sobre lo que haces y como lo haces, para que no te arrastre la vorágine de la prisa. El tiempo no es juez ni amo ni exclavo de nadie. Es un instrumento que todos tenemos por igual y nunca se pone de parte de alguien en concreto.
Espero que mis comentarios te ayuden.
Besos, hija.
martes, 22 de junio de 2010
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